miércoles, 7 de octubre de 2009

La llave


Érase una vez ella y él, dos personas que un día encontraron una pequeña llave. Se trataba de una llave dorada, brillante y reluciente.

La miraron pero por más que la observaron desconocían qué era lo que abría. No sabían si encajaría en una puerta, en una caja o en un pequeño cofre. Ignoraban qué secretos o tesoros escondería. Lo único que averiguaron es que seguramente esa llave tendría algo mágico e inusual, por lo que, decidieron guardarla en un lugar seguro.

El tiempo pasaba y día tras día ella y él elucubraban y soñaban con todas las cosas maravillosas que podría guardar la puerta, la caja o el cofre que abriría la llave. Estaban ilusionados imaginando todo un mundo lleno de magia y de cosas extraordinarias y lo mejor era que hasta allí llegarían sólo con su llave.

Al ser una llave dorada, brillante y reluciente, el mundo que contendría seguro que era alegre, abierto y dicharachero. Estaban convencidos de que esa llave cambiaría sus vidas.

Pero desconocían qué era lo que abría y aunque la probaban en muchas cerraduras nunca conseguían que nada se abriera y siempre acababan guardándola en el mismo rincón con la esperanza de descubrir algún día ese mágico mundo con el que tanto soñaban.

Él y ella, desconocían el significado de esa llave, su llave, pero la cuidaban, la limpiaban y la sacaban brillo y todas las noches la guardaban con mimo y mucho cuidado en una pequeña cajita que habían comprado para tal efecto. Y así pasaban los días y los meses con su pequeña llave.

La llave la encontraron el día que se conocieron, la guardaron en un rinconcito de su corazón cuando decidieron irse a vivir juntos y abrió las puertas de su vida el día que se casaron.

La vida que abrió está llena de ilusión y de grandes acontecimientos y dentro de ella habrá otras pequeñas puertas que abrirán otras pequeñas vidas que nacerán de esta pequeña, dorada y brillante llave, y sólo de ellos dos esto dependerá.

miércoles, 1 de abril de 2009

Semejanzas


Afín, análogo, comparable, equiparable, equivalente, parecido, similar, tal, analógico, cercano, próximo, sinónimo, correspondiente, homólogo, igual,... digámoslo así o como se quiera.

Autor de los dibujos: Fernando Mencía (lo siento, pero al verlos no me pude resistir)

domingo, 22 de marzo de 2009

Leyenda maya de la tortuga



Cuenta una leyenda maya que la luna y el sol escaparon de la destrucción huyendo cubiertos con el caparazón de una tortuga; gracias a eso, la luna hizo su recorrido a salvo dentro de la concha de este animal.

En los códices mayas, el sol se representa llevando el caparazón de una tortuga; la insignia de uno de los cuatro Bacabs que están colocados en los puntos cardinales para sostener los cielos es también un caparazón.

Hay una constelación maya llamada AC "La Tortuga". En el Diccionario Motul puede leerse "AC EK", las estrellas que están en el signo de Géminis que, con otras, forman la figura de una tortuga. Forsteman identifica la tortuga, con el solsticio de verano explicando que este animal es de movimientos lentos y que aparenta representar al tiempo cuando parece que no se mueve el sol. Basa su teoría en el hecho de que el signo del mes maya KAYAB, que es el mes en el cual el solsticio de verano tiene lugar, muestra la cara de una tortuga.

El signo para la letra A en el alfabeto de Landa es un glifo que representa una tortuga. Es clara la selección de este signo para dicho sonido ya que la tortuga es llamada AK —aak— o AC en maya.

En los códices Dresden, Tro-Cortesianus y Nuttall aparecen por lo menos tres especies diferentes de tortugas y es frecuente su mención en los libros del Chilam Balam. En Uxmal hay unas ruinas llamadas Casa de las Tortugas en donde a intervalos regulares alrededor de la cornisa hay figuras de este reptil.

miércoles, 25 de febrero de 2009

La Pandilla Amigurumi


Alguien me enseñó una vez a coger "el gancho". Como ella solía decir:

- Es muy fácil, lo coges con la mano derecha, en la izquierda la lana y vas haciendo poco a poco una cadeneta tras otra

- ¿Es así abuela?

- Si cariño, pero intenta hacer las cadenetas un poco más apretadas

- ¡Mira abuela! ¡Mira que cadena más larga!

- ¡Muy bien, hija! ¡pero no aprietes tanto!

A esta enseñanza por parte de su abuela materna con mucho cariño y una gran dosis de dulzura, llegó el intento de perfección de la técnica del ganchillo de su madre. Después de unos cuantos pañitos y un cojín que aún guardo por pena a deshacerme de él, llegó la pequeña Pandilla Amigurumi.

Todo empezó con ella. Formaba parte de unos retales de un viejo intento de un jersey de punto azul. Con lana sobrante de color amarillo de otra labor, nació su melena y para acompañarla se la creó una buena pareja.

El segundo miembro de la Pandilla se creó a imagen de "alguien" y parece ser que nació con su expresión. Unas buenas orejas, unos ojos de fieltro con pupilas incluidas y ... ¡listo!

La pareja no podía quedarse sola. Cambié el color de la lana e intenté crear algo original. Esta vez era moreno y joven, con cara de niño. Llevaba unas graciosas gafitas de fieltro rojo que se le perdieron cuando "alguien" en medio de una gran ilusión, de un achuchón se las rompió.

Finalmente, necesitaba un pequeño ser femenino y con dos coletas. Esta vez, era de retales blancos y con el cabello castaño claro. Las coletas se transformaron en dos trenzas.

Así fué como se creó la Pandilla Amigurumi y cómo nacieron mis primeros amigurumis.